jueves, 21 de junio de 2012

Veintinueve Pasos

Tal vez debería mirarme al espejo y pedirme perdón.
Ver esos ojos bondadosos de aquel niño que sólo quería jugar.
Solo con sus aventuras y partidos con solamente un jugador.
Creciendo sobre sueños pisoteados por el demonio.
Perdido en una pradera verde de códigos Morse.
Confundido en el azul profundo de la libertad del mar.
Miro, y veo la sirena que de pequeño tanto me gustó.
Pero ya no es un dibujo, sino la persona que colorea mis sueños, 
miedos y alegrías.
Se cuadra el círculo en veintinueve pasos demasiado cortos.